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domingo, 8 de enero de 2012

Voces e identidades en peligro de extinción

Enduring Voices Project

Llamas lenguas muertas al lenguaje de los griegos y de los latinos. Pero de
ellas se origina lo que en las vuestras
pervive.




Cuando pienso que en algún lugar del mundo se acaban de pronunciar las últimas palabras de una lengua siento como si una parte de mí, del ser humano como especie, se extinguiera por siempre. Alguien podría decir que hay problemas más apremiantes en el mundo. Sin duda, a este planeta lo acosan por todos sus flancos problemas y miserias extremas. Pero para una amante de las lenguas, de las palabras, de la diversidad cultural y la identidad individual y comunitaria como yo, la pérdida de una lengua es causa de una honda tristeza y reflexión. Se estima que actualmente se hablan en el mundo unas 6.800 lenguas, el 90%  de las cuales se habrá extinguido por completo para comienzos de este siglo que ya lleva 12 años de vida. ¿Cuáles son los caminos que nos están llevando a este genocidio lingüístico y cultural?

Por lo menos 100.000 hablantes necesitan las lenguas para sobrevivir en el tiempo. Pero según las Naciones Unidas hoy muy pocas personas hablan la mayoría de los 6.000 idiomas conocidos en todo el mundo. La mitad de los idiomas actuales tienen menos de 10.000 hablantes, y la cuarta parte, menos de 1.000. Y este es un problema que ocurre en todos los rincones del mundo. Es un problema global que afecta a grupos sociales de todo el planeta y que erróneamente la mayoría asocia con grupos aborígenes minoritarios del continente americano y africano, pero que, en rigor a la verdad, afecta a cada uno de los continentes de nuestro planeta.

Entre las causas principales que amenazan de muerte a una lengua se cuentan la pérdida total de sus hablantes, lo que ocurre, a su vez, por otras tantas razones, que en términos generales, tiene que ver con el poder de otras lenguas mayoritarias (palabra que no me conforma, pero que indica la preeminencia económica y política de lenguas como el inglés, por ejemplo). La UNESCO establece una serie de criterios para determinar cuándo es probable que una lengua esté en peligro de extinción:

1) ¿Se transmite el idioma a la siguiente generación?
2) ¿Cuál es su número absoluto de hablantes?
3) ¿Qué parte de la comunidad aborigen habla la lengua?
4) ¿Disminuye su utilización a medida que pierde ámbitos de uso (por ejemplo: en forma impresa y en el lugar de trabajo / hogar?
5) ¿Cómo responde la lengua ante los ámbitos novedosos (los medios de comunicación e Internet)?
6) ¿De qué materiales se dispone para la enseñanza del idioma y la alfabetización?
7) ¿Cuáles son las actitudes y políticas gubernamentales e institucionales, el estatus oficial de la lengua y su utilización?
8) ¿Cuáles son las actitudes de la comunidad hacia el idioma?
9) ¿Qué cantidad y calidad de documentación existe sobre la lengua?

De esta lista de preguntas que formula la UNESCO para establecer el riesgo de extinción de una lengua, sin dudas, la más apremiante y determinante es la transmisión intergeneracional. La transmisión de la lengua a las nuevas generaciones, y el orgullo de pertenencia e identidad con que nos envuelve una lengua, es fundamental para la vitalidad de una lengua. Para que una lengua sea saludable deben hablarla los niños de esa comunidad.

Pero, ¿por qué desaparecen los habitantes de una lengua? Peor aún, ¿por qué sus hablantes deciden no hablar más su propia lengua?

La urbanización desmesurada, la globalización descarnada, las perturbaciones sociales y culturales son algunas de las respuestas a estas preguntas. Estos cambios abruptos y desiguales reflejan desequilibrios de poder y prestigio entre los hablantes de las lenguas y las culturas con menos hablantes y con mayor número de hablantes. Es la falta de respeto, de interés, de valoración por las diferencias individuales y grupales; la imposición de políticas de poder y de dominio y el acorralamiento de los grupos minoritarios por las potencias mundiales en este esquema brutalmente capitalista lo que lleva a que de una en una cada día desaparezcan más lenguas de nuestro planeta, y con ello, una vasta herencia multicultural.

La UNESCO ha desarrollado un Atlas en línea de las lenguas del mundo en peligro, complementario al Atlas impreso. Les recomiendo que lo visiten; se asombrarán con todas los idiomas que están en peligro.

¿Por qué debería preocuparnos la desaparición de las lenguas?

Cada lengua refleja una visión única e irrepetible del mundo con su propio sistema de valores, filosofía y cultura. Por tanto, cuando una lengua muere, toda una visión del mundo desaparece, una cosmovisión formada por siglos y siglos de habitantes, historia, tradiciones y valores espirituales y ecológicos que pueden ser útiles no solo para los hablantes de esa lengua, sino para todos las personas del mundo.

Un poeta de la etnia rusa evenki, Alitet Nemtushkin, resume los sentimientos y temor de los hablantes de las lenguas en peligro de extinción así:

If I forget my native speech,                                                          
And the songs that my people sing
What use are my eyes and ears?
What use is my mouth?


If I forget the smell of the earth
And do not serve it well
What use are my hands?
Why am I living in the world?


How can I believe the foolish idea
That my language is weak and poor
If my mother’s last words
Were in Evenki?


Mi traducción:

Si olvido mi lengua materna
y las canciones que mi pueblo cantaba,
¿de qué me sirven mis ojos y oídos?
¿de qué me sirve mi boca?

Si olvido el aroma de la tierra

y no le sirvo como debería,
¿de qué me sirven mis manos?
¿para qué vivo yo en este mundo?

¿Cómo puedo creer la insensata idea
de que mi lengua es frágil y miserable
si las últimas palabras de mi madre 
fueron dichas en Evenki?


En sucesivas entradas resumiré las principales lenguas en extinción por continente y lo que podemos hacer para preservar las lenguas llamadas minoritarias.


Fuentes:
Austin K. Peter. (2009) 1000 lenguas. Lenguas Vivas y Extintas de todo el mundo. Ed. Océano. Barcelona.
UNESCO


domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Alguna vez te preguntaste cuántos idiomas se hablan en el mundo?


Desde chica tuve una gran curiosidad por saber qué pasaba en aquellos rincones del mundo que estaban tan lejos de mi realidad, de mi espacio y de mi propio tiempo. En ese entonces la biblioteca de mi abuela era como adentrarse en un sinfín de misterios; libros enormes, de hermosa encuadernación y con unas fotografías a toda página me transportaban a las "religiones del mundo", "las culturas del mundo", "las comidas del mundo", "los lugares del mundo", a historias de ficción y de personas reales que me llenaban de admiración y curiosidad. Era casi un ritual hacer una parada en la biblioteca, mirar los lomos de los libros, y sacar uno para llevarse a la cama... y quedarse dormida soñando con esas historias. Así nació mi curiosidad por las lenguas y por conocer gentes de otros lugares. 

Desde entonces, siempre me pregunto cómo pasó esto de la Torre de Babel... ¿es mito, religión, realidad? Supongo que cada uno responderá a esa pregunta desde su propia creencia. Para mí todavía es un misterio a desvelar. Pero es un misterio que me atrapa y me entusiasma. Con este comienzo en mi vida, era casi un designio tomar el rumbo del estudio de las lenguas....y mientras más aprendo, más siento que me falta por saber. Hay preguntas que no se resuelven nunca. Y en esa imposibilidad de resolución está mi pasión por seguir averiguando de qué se trata todo esto.

Comparto ahora con ustedes algunos datos sobre las lenguas del mundo:

Al parecer se calcula que en el mundo se hablan en la actualidad entre 3.000 y 5.000 lenguas, de las cuales solamente 600 cuentan con más de 100.000 hablantes, cifra que se considera mínima para garantizar su supervivencia a medio plazo. Entre los idiomas más extendidos están el chino mandarín, hablado por 900 millones de personas; el inglés, con 470 millones de hablantes; el hindi, hablado por más de 420 millones de personas; el español, utilizado por 360 millones; y el ruso, con casi 300 millones de hablantes.

Otro aspecto curioso es el que tiene que ver con su distribución geográfica, que no es ni mucho menos homogénea. Según afirma Enrique Bernárdez en su libro ¿Qué son las lenguas?, en Asia se concentra el 32 por 100 de las lenguas existentes, en América el 15 por 100 –entre otras el quiché, el menomimi, el iowa o el guaraní–, y en Europa y Oriente Medio, sólo el 4 por 100.

Se estima que en África se hablan más de 1.500 lenguas diferentes. Hay casos singulares como el de Camerún, un país con 12 millones de habitantes en el que se hablan nada menos que 270 idiomas, o Nigeria, donde se han registrado casi 450. Pero la palma se la lleva Papúa Nueva Guinea, cuyos habitantes se comunican, atención, en ¡850 lenguas diferentes! Toda una torre de Babel.

Entre las amenazadas, que son casi el 90 por 100 de las existentes, las hay tan sugestivas como el cayapa, en Ecuador, con algo menos de 5.000 hablantes; el walmajari, que sólo hablan 1.000 seres humanos en el mundo; y el zuñi, en Norteamérica, con 6.000 usuarios. Hay también casos más graves, como el miwok, un idioma indio que únicamente hablan 4 personas; o el yidiny, en Australia, con poco más de una docena de hablantes. Respecto del kamas, una lengua que se hablaba en los Urales, se da prácticamente por desaparecida, porque es más que probable que haya muerto el último hablante del que se tenía noticia, un anciano que tenía 92 años en 1987.

¿Qué pensás de esto? ¿Cómo nació tu pasión por los idiomas?


Fuente: Muy Interesante